La espectacular ciudad de piedra arenisca de Petra fue construida en el siglo III aC por los nabateos. Estos tallaron palacios, templos, tumbas, almacenes y establos de los acantilados de piedra blanda. Petra esta considerado como Patrimonio de la humanidad y necesita poca presentación. Basta decir que ninguna visita a Jordania está completa sin pasar al menos dos días explorando la notable Ciudad Antigua. Se aborda a través de la ciudad adyacente de Wadi Musa, que es el centro de alojamiento y transporte.
Fue desde Petra que los nabateos, una comunidad de maestros constructores cuyas habilidades incluían ingeniería hidráulica, producción de hierro y refinación de cobre, comandaron las rutas comerciales desde Damasco a Arabia, aprovechando los impuestos pagados por las caravanas que atravesaban el territorio nabateo. Un terremoto en el año 555 es la causa más probable de la desaparición de la ciudad. Afortunadamente muchas de las estructuras más impresionantes de Petra permanecen intactas, lo que la convierte en un tesoro de sorpresas arquitectónicas ocultas a lo largo de senderos de diferentes longitudes y dificultades.
Recorrido de Petra:
Se aborda la Ciudad Antigua a través de un cañon llamado Al Siq de paredes altas y 1.2 km de largo, una grieta en la roca, destrozada por las fuerzas tectónicas. Justo cuando comienzas a pensar que Al Siq no tiene fin, puedes ver una de las vistas más impresionantes de Petra, Al Khazneh (el tesoro). Tallado en piedra arenisca cargada de hierro para servir como tumba. El Tesoro recibe su nombre de la creencia local equivocada de que un faraón egipcio escondió su tesoro en la urna superior. Los pilares, nichos y zócalos de estilo griego son verdaderas obras maestras de trabajo de albañilería.
Desde el Tesoro, el camino se ensancha hacia al Siq Exterior, acribillado por más de 40 tumbas conocidas como la Calle de las Fachadas. Justo antes de llegar al teatro de 7000 asientos desgastado por el clima, se observa un conjunto de pasos a la izquierda. Estos ascienden al Lugar Alto del Sacrificio, un altar en la cima de una colina, una subida fácil pero empinada de 45 minutos. Desciende al otro lado de la montaña a través de Garden Tomb, Roman Soldier’s Tomb y Garden Triclinium y sigue de regreso a la Calle de las Fachadas, no muy lejos del Teatro.
Casi enfrente del teatro, hay otro camino que conduce a un conjunto de fachadas de tumbas cortadas en los acantilados de arriba. Estos pertenecen a las Tumbas Reales y merecen una visita, no solo porque ilustran algunos de los mejores tallados en Petra, sino también porque dan acceso a otro de los místicos lugares en lo alto de la ciudad. Para subir a la meseta sobre las Tumbas Reales (ida y vuelta de una hora), hay que pasar la Tumba de la Urna, con su pórtico arqueado, y buscar las escaleras justo después de la Tumba del Palacio de tres pisos.
Al regresar al Teatro, el camino principal gira hacia el oeste a lo largo de una calle con columnas, que una vez estuvo llena de tiendas, pasando los escombros del ninfeo en el camino hacia el Gran Templo elevado y el Templo de los Leones Alados en el lado opuesto del wadi. Al final de la calle con columnas, a la izquierda, se encuentra el imponente templo nabateo conocido localmente como Qasr Al Bint , una de las pocas estructuras independientes en Petra.
Detrás del restaurante de la tienda nabatea se encuentra la pequeña colina de Al Habis (la prisión). Un conjunto de escalones serpentea un camino que conduce en sentido antihorario alrededor de la colina con hermosas vistas sobre el fértil Wadi Siyagh. Finalmente, encontramos otro conjunto de escalones hasta la cima de una colina, un fuerte cruzado en ruinas, construido en 1116 dC. Las vistas de Petra son espectaculares.
Al lado del restaurante Basin está la apertura de Wadi Siyagh y el comienzo de un camino sinuoso que sube a uno de los monumentos más queridos de Petra, el Monasterio. Conocido localmente como Al Deir. se llega al Monasterio por una escalera excavada en la roca (una caminata de 45 minutos hasta la cima) y se ve mejor al final de la tarde cuando el sol saca el color de la piedra arenisca. Construido como una tumba alrededor del año 86 aC, con su enorme fachada, probablemente se usó como iglesia en la época bizantina. Encontramos dos miradores en los acantilados cercanos. Desde aquí se aprecian las magníficas formaciones rocosas de Petra, Jebel Haroun e incluso Wadi Araba. En el camino de regreso, busca la Tumba del León en un barranco cerca del final del camino.
Sin lugar a dudas es una experiencia maravillosa digna de disfrutar.
